El 33% de las necropsias de osos pardos señala como responsable de su muerte al hombre
Un trabajo de la ULE indica que las enfermedades infecciosas y los traumatismos son las principales causas del deceso de estos animales en la Cordillera Cantábrica.
Una investigación de la Universidad de León (ULE) que estudió la muerte de veinticinco osos pardos euroasiáticos (Ursus arctos arctos) en libertad de la Cordillera Cantábrica, sometidos a necropsia en Asturias y Castilla y León (noroeste de España) entre 1998 y 2018, ha explicado las causas de su muerte y ofrece datos que pueden ayudar en la conservación y el manejo de esta población en recuperación.
El artículo titulado ‘Causas de mortalidad en osos pardos euroasiáticos en libertad (Ursus arctos arctos) en España 1998-2018’, fue publicado en la revista ‘Animals’, y la primera firmante es la profesora Ana Balseiro, del Departamento de Sanidad Animal de la ULE. El resto de los autores son Elena Gayo y Juan F. García Marín (ambos del citado Departamento), Luis J. Royo (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias), Ramón Balsera (Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Oviedo) y Olga Alarcía (Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de CyL).
Los resultados del trabajo indican que en cuatro de los casos estudiados (16%) no fue posible determinar la causa de la muerte debido a la conservación inadecuada de las muestras recogidas o la disponibilidad insuficiente de tejido. Catorce de los 21 osos pardos (66,7% del total) murieron como consecuencia de lesiones traumáticas (peleas, traumas de origen desconocido o infanticidio) hepatitis infecciosa canina, neoplasia o intoxicación por hongos.
Por último, por ‘intervención humana’, debido a la caza ilegal (disparos o trampas), manipulación (durante el tránsito en un intento de reintroducir un oso en la naturaleza) o envenenamiento por estricnina, murieron siete (33’3%) de los osos pardos
DATOS QUE FACILITAN EL DISEÑO DE ESTRATEGIAS DE CONSERVACIÓN
Ana Balseiro Morales forma parte desde 2001 de un equipo que trabaja en programas de vigilancia activa y pasiva de enfermedades en animales silvestres, entre los que se encuentra el oso pardo, y recientemente ha sido incorporada al comité científico de la Fundación Oso de Asturias con el objetivo de propiciar el asesoramiento técnico de los programas y actividades que se lleven a cabo en materia sanitaria.
“La realización de necropsias y la consiguiente identificación de las causas de mortalidad en poblaciones naturales silvestres, -explica la investigadora de la ULE-, es relevante para el correcto diseño de estrategias de conservación y programas de manejo. Sin embargo, el conocimiento sobre la mortalidad entre los osos es limitado debido a la dificultad de encontrar animales muertos en la naturaleza, y por ello cierto porcentaje de animales muertos permanece sin registrar”.
Probablemente el hallazgo más destacado de este estudio es que por primera vez las enfermedades infecciosas (como el CAdV-1, agente etiológico de la hepatitis infecciosa canina) se describen como una causa importante de muerte en el oso pardo euroasiático, a diferencia de datos obtenidos en estudios previos (por ejemplo, uno realizado en Suecia con 98 animales no determinó ninguna muerte a consecuencia de hepatitis infecciosa canina u otra enfermedad infecciosa)
“La supuesta alta susceptibilidad a los patógenos infecciosos informada aquí, -apunta Balseiro-, puede ser una consecuencia de un sistema inmunológico más débil debido a la menor diversidad genética (consanguinidad) descrita para esta especie en la subpoblación de la Cordillera Cantábrica”.
Otra justificación para la casuística de hepatitis infecciosas canina se podría encontrar en un alto grado de circulación del CAdV-1 en el medio ambiente, en especies como lobos o perros del ámbito rural no controlados sanitariamente, que sean portadores del patógeno.
LA IMPORTANCIA DE EDUCAR A LA SOCIEDAD
Un dato que merece ser destacado es el que hace referencia a la gran importancia del manejo de los osos, especialmente al capturar y manipular especímenes de vida libre, para minimizar el estrés tanto como sea posible. Esto se justifica porque dos de los animales estudiados murieron mostrando miopatía degenerativa (o de captura) como consecuencia del estrés extremo sufrido después de ser capturados. (Se trata además del segundo y tercer casos de muerte por miopatía de captura reportados en osos en la literatura de todo el mundo).
Finalmente, el artículo incluye un alegato a favor de la educación de la sociedad, entendida como “fundamental para la conservación de las especies”. En este sentido, se comenta que la reducción de la caza ilegal de osos después de mediados de los noventa se ha convertido en factor clave que representaría “un ejemplo de convivencia exitosa entre humanos y osos en la Cordillera Cantábrica”.
“La aparente recuperación, moderada pero sostenida, experimentada durante las últimas décadas, -concluye Ana Balseiro-, brinda un nuevo paisaje para esta población en peligro, donde los trabajos de recuperación y conservación deberán ir acompañados de un esfuerzo cada vez más importante en programas de vigilancia sanitaria y manejo de la especie”.
(Imágenes: 1 y 4.- Ejemplares en libertar de osos pardos (Ursus arctos arctos) 2.- Ana Balseiro Morales, investigadora de la Universidad de León que figura como primera firmante del artículo publicado en 'Animals' 3.- Tejidos analizados que muestran miopatía por esfuerzo severa en osos pardos euroasiáticos)
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