"La historia de cuarenta años de democracia en España es la historia de un éxito"
Los expresidentes Zapatero y Rajoy defendieron ayer en la Universidad de León la Constitución de 1978 y la plena vigencia de nuestra democracia.
Dos expresidentes del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brey, fueron protagonistas ayer de un interesante coloquio que se desarrolló en el Aula Magna San Isidoro de la Universidad de León (ULE), en una actividad que forma parte de la programación que está llevando a cabo la institución académica para conmemorar su cuarenta aniversario y el de la Constitución Española.
El acto había suscitado gran expectación pese a que, como apuntó con humor Zapatero haciendo un símil futbolístico, en esta ocasión se trataba de un encuentro “amistoso”, muy distinto de otros muchos disputados por ambos en la arena política.
El inicio de sus intervenciones, que fueron moderadas por Teresa Mata Sierra y Javier Vidal García, estuvo dedicado a recordar algunas anécdotas de su paso por León, algo que une sus trayectorias, en el caso de Rajoy porque estudió y vivió en la ciudad unos años de su infancia, y en el de Zapatero porque aquí hizo su vida hasta que las responsabilidades políticas le condujeron a Madrid.
Zapatero contó que no ha vuelto a experimentar “esa sensación de frío imbatible que tenía cuando era adolescente y vivía en León”; habló de sus años de estudiante, de su vinculación con la Universidad de León, a la que poco antes, en declaraciones a los medios de comunicación, definió como “lo mejor de León”, y también recordó que fue en sus calles, en la manifestación en defensa de la Constitución tras el intento de golpe de estado del 23-F, cuando conoció a su esposa Sonsoles.
Rajoy fue más escueto cuando resumió su experiencia en un contundente “Yo no tengo ningún recuerdo malo de León”, y provocó las risas del público cuando evocó su etapa de monaguillo en San Isidoro.
- UN PAÍS QUE SE ENCUENTRA EN EL GRUPO DE LOS MEJORES
Hubo muchas coincidencias en los temas que abordaron Zapatero y Rajoy, desde la vigencia de nuestro sistema electoral, que ha permitido la alternancia de los partidos en el gobierno de la nación, tanto en situaciones de mayorías como en otras en las que han sido precisos los pactos, como en el reconocimiento de que se han hecho bien “casi todos los grandes retos que la España que salía de una dictadura necesitaba”.
Se habló de la independencia de la justicia, se valoró que como país España esté incuestionablemente “en el grupo de los mejores, en prácticamente todo”, y se afirmó que la historia de los 40 años de nuestra democracia es la historia de un éxito. A este respecto Zapatero comentó que el balance es claro, “son 40 años de éxito para España, extraordinariamente positivos. No hay ningún aspecto de la vida política, social, económica, cultural, de nuestra vocación hacia el exterior, que no esté mejor que hace 40 años y una de las pruebas más claras es la extraordinaria capacidad de reencuentro, de convivencia y de conciliación que ha tenido este proceso democrático, al cual hemos contribuido todos”.
Por su parte Rajoy declaró que “la Constitución es la historia de un éxito, se mire por donde se mire. Fue el producto del acuerdo de mucha gente con planteamientos políticos muy diferentes que fueron capaces de fijar unas normas de juego, unas reglas de convivencia bajo cuyo amparo ha mejorado en todos los aspectos: más democracia, más libertad, más progreso económico y social”.
Quizá el único punto en el que se percibió la diferencia ideológica entre ambos políticos fue al hablar de la vocación por el servicio público, en donde Zapatero afirmó que “lo público es una escuela de valores de convivencia, y la pasión por lo público es una pasión por los demás”, a modo de respuesta a la postura de Rajoy, que poco antes defendió que los sitios con futuro son aquellos en donde hay iniciativa privada en forma de empresas. Sin embargo, el político gallego no tardó en conciliar ambas posturas, con cierto punto de amable socarronería, cuando dijo que las posiciones entre la izquierda y la derecha “se han ido aproximando, y yo creo que la derecha ya no pone en tela de juicio los servicios públicos ni la izquierda la libertad de empresa”.
Hubo también tiempo para rememorar los peores momentos de sus mandatos, y aquí asomó el terrorismo de ETA, los atentados del 11M, las crisis económicas y la aplicación del artículo 155 ante la situación de Cataluña. En el capítulo de los mejores recuerdos de sus etapas, Rajoy no dudó al destacar la satisfacción que le supuso desempeñar la responsabilidad de ser presidente de su país, en tanto que Zapatero habló del alivio experimentado con el final del terrorismo etarra, y del efecto que tuvo cambiar apenas diecisiete palabras del Código Penal para hacer posible el matrimonio entre homosexuales, que ha generado tanta felicidad y cambio en la vida de algunas personas.
- LA DEMOCRACIA COMO GARANTÍA DE LA UNIDAD DE ESPAÑA
En opinión de los expresidentes, dos son los grandes problemas estructurales que amenazan a nuestro país: por un lado, nuestro sistema productivo y el empleo, y por el otro el desafío independentista de Cataluña. La postura sobre estos dos temas fue coincidente y clara. “Qué nadie tenga ninguna duda de que la unidad de España ni ha estado, ni está ni estará en cuestión, gobierne quien gobierne”, dijo Zapatero, que añadió que “la garantía de la unidad de nuestro país es la democracia”.
Respecto al empleo, Rajoy reconoció que “como país llegamos tarde a todas las revoluciones, y ahora estamos avanzadísimos en las tecnologías de la información”, camino que puede llevar a fijar población y crear desarrollo en lugares como León.
Para finalizar quizá sea interesante rescatar la confianza y optimismo que ambos evidenciaron al indicar, como hizo Zapatero que “tenemos un fondo de armario extraordinario como país”, y habló del español como “uno de los idiomas más valorados y que ha transmitido más cultura al mundo”, al tiempo que Rajoy recordó que España es segundo país que recibe a más turistas, el preferido por los estudiantes Erasmus, y el segundo en esperanza de vida.
Todo ello les llevó a realizar un llamamiento a creer en la democracia que hemos construido entre todos, que ambos coincidieron en defender como el mejor sistema posible, y a que España sea valorada, respetada y en algunos casos hasta envidiada en todo el mundo.