Carlos César Pérez justificó la necesidad de utilizar animales en la investigación biomédica.

En su discurso de incorporación a la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León, pronunciado ayer en el Paraninfo Gordón Ordás.

La Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León celebró en la tarde de ayer miércoles 19 de junio el solemne acto de incorporación de Carlos César Pérez García, como nuevo académico de número, en una ceremonia que fue presidida por su presidente, Elías F. Rodríguez Ferri.

El nuevo académico pronunció un discurso titulado “Algunas preguntas (… y unas pocas respuestas) sobre el uso de animales en la experimentación biomédica y el papel del veterinario”, en el que realizó un sentido homenaje a su iniciador y maestro, el desaparecido profesor Paulino García Partida, al tiempo que agradeció a su familia y compañeros su colaboración y apoyo que han hecho posible su labor investigadora y docente.

En su intervención, Carlos César Pérez explicó que la razón más importante que justifica la necesidad de utilizar animales en la investigación biomédica consiste en que “no es correcto exponer deliberadamente a un humano al riesgo de sufrir un problema de salud, cuando existen alternativas que nos pueden proporcionar datos e informaciones útiles para el abordaje del problema sin implicar ‘costes humanos”.

A este respecto defendió que “el mantenimiento, la preservación y la mejora de la salud no podrían haber sido posibles en el grado conseguido sin la participación de los animales”, lo que explica en buena medida el que la esperanza de vida de los españoles se haya incrementado en el último siglo de manera “espectacular”.

Especial interés tuvieron algunos de los datos que aportó, como los referidos al número total de animales empleados en investigación en el año 2013 en España, que fue de 920.458, en su mayor parte roedores, (cuyo porcentaje supera el 80%), y en pocos casos perros (750 ejemplares), gatos (250) y cerca de 310 primates no humanos (ninguno de ellos antropomorfos).

Hubo tiempo para detenerse también en las posibles alternativas al uso de los animales con fines científicos, y comentar la preocupación de los propios investigadores para que los animales no sufran malestar y se encuentren en las condiciones adecuadas.

En la conclusión de su discurso, el recién nombrado académico citó unas palabras de su maestro, en las que solicitaba que: "Seamos leales y responsables con los animales que utilizamos en la investigación experimental, son nuestros compañeros en esa fantástica aventura encaminada a profundizar en el conocimiento de los fenómenos de la vida"

"Recordemos, -apuntó finalmente-, que ellos dan su vida y merecen todo nuestro respecto y consideración”.