Una investigación de la ULE avanza en la regeneración celular en injertos de tomate
El estudio acaba de publicarse en la revista científica Plants y se enmarca en el proyecto de tesis doctoral de Carlos Frey. Los profesores José Luis Acebes, Antonio Encina y Rafael Álvarez, colaboran en la investigación.
La revista científica Plants, una de las mejores publicaciones de la categoría de Ciencias de las Plantas, acaba de publicar el artículo ‘Histological Changes Associated with the Graft Union Development in Tomato’ (Cambios histológicos asociados con el desarrollo de la unión del injerto en tomate), una investigación cuyo primer firmante, Carlos Frey, es además de alumno destacado de la Facultad de Biológicas, doctorando del Área de Fisiología Vegetal donde trabaja en su proyecto de tesis doctoral bajo la dirección de los profesores José Luis Acebes y Antonio Encina y con la colaboración de Rafael Álvarez Nogal, del Área de Biología Celular.
“Supone una gran alegría ya que se trata de mi primera aportación científica en forma de artículo al campo de investigación en el que estoy trabajando. Además al tratarse de una revista con alto impacto (Q1) en la categoría y de acceso abierto, el comienzo es bueno”, confiesa este joven que compagina su vocación científica con la de árbitro de fútbol en Tercera División Nacional. “El doctorado me consume una gran cantidad de tiempo y el arbitraje requiere dedicación, entrenamiento y preparación de exámenes, a veces resulta difícil compaginarlo, pero de momento lo estoy consiguiendo”, matiza Carlos Frey.
Este estudio científico supone el primer peldaño de un estudio profundo de los cambios que se acontecen durante un injerto de tomate. “La investigación se basó en la observación del comportamiento de los tejidos tras el injerto utilizando combinaciones de plantas de tomate con un grado de compatibilidad diferente”, explica Carlos Frey mientras detalla que una vez hecho el cultivo y el injertado de estas plantas, se realizaron “cortes sumamente finos que se observaron en el microscopio, y se emplearon tinciones especiales para identificar distintos tipos de células”.
Entre otras cosas, se consiguió determinar de qué parte del tallo surgían las células que forman el callo de unión y las nuevas conexiones vasculares del injerto, “que las zonas donde contactan ambas plantas se engrosaban y adelgazaban con el paso del tiempo, y que en los injertos menos compatibles era más frecuente la aparición de capas aislantes en el área del corte que impedían la adhesión entre las partes del injerto”, asegura Frey al tiempo que revela que “los resultados arrojan luz sobre cómo las plantas que forman el injerto, regeneran sus tejidos para fusionarse en una sola”.
Carlos Frey partía con ventaja a lo hora de centrar su trabajo de fin de grado en el ámbito de los injertos y que ahora profundiza más aún como doctorando, ya que su familia tiene en Cacabelos “desde cerezos a vides injertadas y tomateras cada año”. Y es que siempre le ha parecido “intrigante de por sí” esta técnica agrícola muy antigua. “El injerto es un procedimiento laborioso pero que se emplea en multitud de cultivos ya que reporta numerosas ventajas, desde facilitar la propagación de una variedad hasta la de conferir resistencias a enfermedades o a la sequía”, puntualiza para luego confirmar que desde el TFG, “mis directores y yo hemos establecido una nueva línea de investigación que se propone comprender mejor cómo se producen los injertos y cómo pueden mejorarse”.
En España, se producen aproximadamente 80 millones de plantes de tomate injertadas al año, de ahí que un incremento del rendimiento de esta técnica tendría una importante repercusión económica. “El injerto en tomate es una alternativa al tratamiento con agroquímicos (el portainjerto aporta resistencia a numerosas enfermedades), aumenta el vigor de la planta y puede conferir resistencias a la salinidad o sequía”, argumenta Carlos Frey que concluye esperanzado en los resultados obtenidos en esta investigación “pues servirá de base para ahondar a nivel molecular en lo que sucede durante el injerto, y quizás nos permita identificar marcadores tempranos de fracaso de los injertos o incluso diseñar tratamientos que mejoren la tasa de éxito de los injertos”.
(Fotografías: Primera: De izda. a dcha. Antonio Encina, José Luis Acebes, Carlos Frey y Rafael Álvarez Nogal. / Segunda y tercera: Carlos Frey trabajando en el laboratorio del Área de Fisiología Vegetal)